Pues Feliz Año Nuevo a todos, espero que la Nochevieja no haya causado más estragos de la cuenta ni en la báscula ni en vuestro hígado, y como lo prometido es deuda, paso a comentaros la carrera de Otura del 29 de Diciembre, mi peculiar "San Silvestre" de este año recién finalizado. Si la última carrera del año en Sevilla, la media maratón de Los Palacios, me dejó muy buen sabor de boca, lamento no poder decir lo mismo de mi debut en la provincia de Granada, no sólo por mi rendimiento, sino también por cómo se desarrolló tanto la carrera como todo lo que la rodeaba.
Antes que nada, aclarar que esta carrera no era una prueba oficial organizada por el Ayuntamiento del pueblo, sino por un par de personas a título individual, con toda su buena voluntad. Ellos mismos se buscan a sus patrocinadores y se encargan de todo, el Ayuntamiento simplemente les presta las instalaciones y les facilita los servicios de Protección Civil y de la Policía. El cartel con la publicidad de la prueba lo vi colgado en el escaparate de una tienda de deportes de Granada dos días antes, no venían ni las distancias, ni las categorías... Al ser una carrera de Navidad, todo es más desenfadado e informal.
Como suele ser costumbre, llego al lugar de la cita con bastante tiempo, más o menos media hora antes. Esta pequeña localidad se encuentra a sólo 12 Km. de Granada, y aunque ha crecido bastante a base de urbanizaciones, mantiene su casco histórico con "sabor a pueblo". El lugar señalado para la recogida de dorsales y comienzo de la prueba era la plaza de España, en la cual se encuentran tanto la iglesia principal como el Ayuntamiento. La primera nota singular a señalar es que para las actividades de Navidad montan una carpa que ocupa toda la plaza, abarcando en su interior la fuente, los naranjos, el típico banco para sentarse...
Una vez que estoy allí, veo que han repartido muy pocos dorsales, y que apenas hay gente con pinta de corredores "serios". Muchos niños pequeños y chavales, eso sí. Cuando veo la lista de premios y categorías, ingenuo de mí, empiezo a albergar vanas esperanzas de ganar por primera vez algo en una carrera. Mis ilusiones se me esfumaron cuando llegaron en tropel los miembros del Club Deportivo La Zubia, donde sí se notaba que había gente más preparada.
Llega la hora prevista, las 19:00, y la carrera no comienza. Sigue llegando gente a apuntarse y recoger el dorsal. Las 19.15, 19:30... El calentamiento ya lo tenía en la punta de los pies, y aún hay gente llegando y apuntándose. Para hacer menos larga la espera, me busco con Pilar algún sitio donde comprar algo de merienda. En un estanco, ella se compra un paquete de esos con más colorantes y olores raros que alimento en sí, y yo a modo de barrita energética me agencio y me zampo un Gitanito talla XXL (muy apropiado para antes de correr, ¿a que sí?)
Hasta pasadas las siete y media de la tarde no da comienzo la carrera benjamin (unos 400 m.) Cuando acaba, otro parón, pasando frío aun con el chandal puesto. Empieza la carrera de infantil y cadete, dos vueltas a un circuito urbano de unos 1.100 metros. Decido dar la primera vuelta detrás de ellos a ritmo tranquilo para volver a entrar en calor. Un simpático perrito me anima a correr más rápido si no quiero que mis pantorrillas formen parte de su merienda. En una de las calles principales, tengo que frenar para que un coche y una furgoneta no me conviertan en filete ruso. ¿Qué hubiera pasado si atropellan a uno de los niños que estaba corriendo?
Cuando por fin dan nuestra salida, aproximadamente a las ocho y cuarto de la tarde, sólo consigo aguantar en el pelotón de cabeza casi la primera vuelta completa de las cuatro que teníamos que dar. Es una prueba demasiado rápida para las distancias a las que estoy acostumbrado, y además noto la sobrecarga de los días de entrenamiento que llevo encima. Me descuelgo y doy las restantes vueltas con la única compañía de mi viejo amigo el flato, a quien por mucho que trato de ignorarlo el nunca se olvida de mí. Llego a la meta de los últimos, adios a mis sueños de mi primer trofeo.
Tras aguantar la larga entrega de premios (copados en su mayoría por los miembros del club de La Zubia), se procede al sorteo de regalos. Como todo es en plan compadreo, en lugar de sacar papeles de una bolsa los números se deciden "a boleo", pidiéndole a los niños pequeños asistentes que elijan al azar un número de dorsal entre el 80 y el 130. ¡El mío es el 79! Todos los que los habíamos recogido el dorsal en la tienda de deportes teníamos números más bajos, y no teníamos opción de recibir nada. Aunque se lo comentamos, no nos hacen caso. Lo único que conseguí fue lo que, en vez de sortearse, se despachó lanzándose al público directamente: ¡UN CEPILLO DE DIENTES! Sí, señoras y señores, sí. Ni una camiseta, ni una gorra, ni unas calzonas, ni ningún juguete ni lote de alimentos. Ése fue el regalo que me llevé. Y la carrera fue el 29, no el 28, así que no se trataba de ninguna inocentada.
De vuelta a casa (cerca de las diez de la noche), decidí tomármelo a risa, porque al menos el detalle del cepillo le dio un toque cómico al asunto. Creo que tras esta surrealista crónica no hace falta que os diga que me quedaron pocas ganas de repetir para el año que viene, y eso que con los escasos participantes que hay es una oportunidad muy accesible de lograr ganar algo. Lo que sí tengo claro si vuelvo es que, aparte de entrenar la velocidad y de tratar de llegar más fresco, no me preocuparé mucho de ser puntual, y por supuesto el dorsal lo recogería allí mismo, para no sentirme discriminado en el sorteo.
Bueno, esperemos que las carreras de 2011 me vayan mejor, y que mis futuras participaciones en otras carreras en Granada me dejen mejor recuerdo que ésta. No siempre puede salir todo bien, y hay que tener claro que este tipo de carreras más locales y de andar por casa tienen otro estilo y otro funcionamiento al que también habrá que acostumbrarse si se quiere participar en ellas. Después de todo, en la variedad está el gusto, ¿no?
4 comentarios:
Animo y Feliz año para ti tambien. Seguro que en este nuevo año nos va a ir mejor que el año pasado.
Un saludo.
Para Angel: estos días hay que ser opimistas y pensar en positivo. Ya habrá tiempo para que la realidad nos quite la razón o no.
Un abrazo y Feliz Año nuevo.
La próxima vez le das el gitanillo al del sorteo y le dices que se lo meta en.... la bolsa con las bolas. Buen 2011 y a entrenar duro.
Para Selu: El gitanito fue de lo poco bueno que saqué de la carrera, ¡como para dárselo también al del sorteo! ;-D
Un abrazo y Feliz Año Nuevo, que todo vaya mejor todavía que el año pasado.
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